miércoles, 1 de agosto de 2012

Loved to be hated



Personaje y persona, son términos difusos que pueden llegar a confundirse.

Cuando uno expone su visión perturbada de la realidad, llevándola al extremo como mero experimento sociológico de la risión, como mera deliranza a modo escapista de una vida monocroma, pero vuelca su histrionismo sobre sí mismo como lienzo en blanco corre un peligro gravísimo y muy real. El peligro de que tu obra, tu regalo al mundo, te acabe engullendo, y la gente crea que personaje y persona son la misma cosa.

Y en cierto modo es un peligro buscado porque la felicidad de la gente es una droga que engancha, y hasta cierto punto, incluso es bidireccional.

Andy Kauffman fue un actor cómico estadounidense, pero sus actuaciones eran un poco distintas de lo normal. En ellas llegó a hacer de personajes extranjeros durante mucho antes de que se supiese que era americano; llegó a parar actuaciones de repente y declarar su odio incondicional a alguna raza, etnia o cultura presente en la sala; durante cierto tiempo ejerció de luchador profesional de lucha libre peleando contra mujeres y declarando que eran seres inferiores, por ello le pegaron palizas e incluso le rompieron las cervicales en directo; se teloneó a sí mismo en varias actuaciones disfrazado mientras declaraba que odiaba al artista al que estaba teloneando por pésimo. Mendigueó entre el público y se peleo con otros invitados en Late Shows. Llegó a saltarse guiones en esketches con colegas de profesión que le valieron varias jarras de agua a la cara y puñetazos certeros.

Lo que se descubrió años después por declaraciones y confesiones de sus cómplices, es que todo era mentira. Todo estaba preparado y guionizado por el propio Kaffman para causar la risa, la estupefacción, incluso la ira a los receptores de su obra. Años después se descubrió que él nunca fue antisemita, ni machista, ni nada. Eso sí, muchas de las palizas, pedradas por la calle, y las cartas de amenaza de muerte, fueron reales. Simplemente, el personaje se comió a la persona



Exactamente lo mismo le pasó a Joaquim Phoenix en el falso documental de su cuñado Casey Afflec, “I’m Still Here”, donde la supuesta bajada a los infierno de la mano de la autodestrucción de un famoso casi le supone arruinar su verdadero nombre e imagen con apariciones estelares en un estado totalmente descolocado y desmejorado en The Letterman Show…





Metáforas mediante vuelvo al eterno dilema en Psicoanálisis con limón… uno es lo que proyecta, o proyecta lo que és?


En el difícil mundo de la vida con cristalera en el que vivimos gracias a Mark Zuckerberg, puede que algún día uno deba dejar de exponerse públicamente en la palestra y volcar su obra sobre otras caras, como Batman con Robin (atención spoiler!), o como Banksy con Mr. Brainwash. Más que nada para desengancharse a Venon de encima y recuperar (o recordar) lo poco que quede debajo.


Para concluir y como diría Il Estatore…

Así hablo Cominosworld reflexionando sobre algo que le dijo alguien en uno de sus momentos de caída en picado a los abismos del coeficiente intelectual:


“Ese sombrero dice mucho de tu personalidad”


Pues puede que si…

… pero lo más importante de todo…



… es que también puede que no.





PD:… Feliz cumpleaños a mí… hoy llevo 5 años vinculado a la empresa corporativa que me esclaviza y me financia la anormalidad… cosas del equilibrio cósmico supongo…



SebastiAn/ Total (2011, Ed Banger)



Two Doors Cinema Club/ Beacon




1 comentario:

  1. uy, me has mentado, q honor!
    y debo añador q quien te dijo lo del sombrero es una sabia pero en toda sabiduría hay un punto de vista q no lo abarca todo, efectivamente ese sombrero dice mucho de tu personalidad pero no lo dice todo, si lo dijera todo se asustaría y saldría corriendo... xd!
    Au,, con dios cominosworld!

    Il Estatore

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