Eran las 09:40
y ella aun no había aparecido, James se empezó a poner nervioso. Habían quedado
en los bunquers, no sabía porque llamaban así a aquellas aulas de estudio en la
universidad, aunque le costó poco imaginárselo. Un sitio cerrado, bajo tierra,
con estructura tosca y aspecto de austeridad decorativa militar… si, realmente
no era muy difícil imaginarse porque los llamaban los bunquers.
Había quedado
allí con ella para repasar los problemas de la asignatura de “Estructuras
Metálicas” de 3º, ella iba un curso por detrás de él y James se había ofrecido
a ayudarle con el tema. Hacía un año que había aprobado la asignatura y no se
acordaba absolutamente de nada, pero cualquier excusa era buena para verla.
Además, ya iba a cuarto de la carrera, unos problemillas de tercero no podrían suponerle
un gran quebradero de cabeza, se mentía para sus adentros.
De todos modos
repasar aquellos exámenes de años anteriores con ella era lo de menos. Estaba
ahí con un propósito claro e iba a cumplirlo. Podía recordar perfectamente el
día en que la conoció, o reformulando la frase debería decir… podía reconstruir
a duras penas la noche en que la conoció. Fue en una de esas fiestas
universitarias un jueves cualquiera, pasado el ecuador del curso, donde los
mayores engatusan a los más pipiolos para que asistan a sus partys con las que
se pagan el viaje de final de carrera a base de promesas de fiesta organizada a
medias con enfermería, farmacia o cualquiera de esas facultades donde el ratio
corderas-carnívoros favorece a las féminas (o a ellos según se mire). Promesas
que nunca se cumplían por otra parte.
Sea como sea y
fuere como fuere, él en aquel momento fuere becario de la asignatura de
Mecánica de Medios Continuos, y ella alumna. Así que fue ella la que le entró a
él en aquella fiesta para sorpresa de los amigos de James, y para la suya
propia. Una entrada puramente por cuestiones académicas claro está, pues ella
era una chica dentro de la ley y no una de esas outsiders de la moral que iban
abriendo sus piernas a cualquier estudiante de cursos superiores al oler el
primer whisky limón. Aun así a James le resultó extraño y halagador que aquella
chica, de rasgos exóticos, le entrase en aquella discoteca, por mucho que su
propósito inicial fuese el de saber un poco mejor el funcionamiento de la
asignatura para la que él era becario de redacción de problemas.
A las dos
frases y media James ya había despejado sus dudas de si sería una de esas listas
caza-oportunidades en busca de examen a cambio de sexo de facturación rápida.
Ella no era así, o al menos eso le dijo su intuición de simio cromosoma xy,
cosa que con el tiempo pudo ratificar como cierto. Después de un rato hablando
la chica le explicó que su padre era de namibia y su madre era española, se
habían conocido en un viaje por África que hizo su madre de joven y desde
entonces no se habían separado. A partir de ahí la noche se le difuminaba en la
memoria, en parte por la lejanía de la misma en el tiempo, en parte por el
botellón que habían ingerido como cochinos con embudo en casa de Oriol antes de
entrar a la discoteca.
El siguiente
recuerdo que tenía de ella era el de aquel día, en la biblioteca, una semana
después de la fiesta, cuando estaba estudiando para el examen de Transportes en
uno de aquellos codiciados cubículos y ella le interrumpió de su
ensimismamiento, devolviendo su vista de la profundidad del infinito de su
libro de nuevo hacia la tierra.
-
Ey James!
-
Eeeeyyyy…
Y ese era
también el primer recuerdo de su amarga espina. Era preciosa, simpática,
delicada y venía ELLA a hablar con él… y él no era capaz de recordar su
nombre!!! Por suerte James tenía dos neuronas y media en vez de las dos
habituales de serie en un hombre y pudo reaccionar a tiempo…
-
Eeeyyy… como va? Hace una semana ya que no te
veía!!!
-
Si, si, desde la fiesta…
-
Si, cierto, desde la fiesta…
-
Si
-
Vaya tela al final, con la tontería iba un poco
tocado…
-
Bueno, tu y todos tranqui…
Y así
prosiguió la conversación, entre trivialidad y trivialidad, durante largo y
tendido. Algo bien debió de haber hecho aquel jueves pasado porque ahí estaba
ella de nuevo, por su propia voluntad!!! Incluso fueron a echar un café y recordaba
haberle arrancado alguna que otra risa sincera, sin el más mínimo ademan de intereses
ocultos respecto la posición privilegiada de James frente a la asignatura que
ella cursaba.
Y ese fue su
gran problema. Que la chica le empezaba a gustar, que a ella él no le repulsaba
(lo que ya es decir mucho para una tía rodeada todo el día de mastuerzos
babosos y gruñientes), y lo peor y más doloroso del caso… que seguía sin poder
recordar su nombre!!!
Con el paso
del tiempo las “no citas” o “quedadas de estudio” o simples “cafés a media
tarde” fueron cada vez más y más frecuentes, y James somehow, aun sin saber
exactamente como, había conseguido ir manejándoselas con su problema. Estaba
agotando todos los recursos para que no supiese su secreto, para que no
descubriese su vergüenza, no le quedaba arsenal bajo la manga para saludarla,
lo había gastado TODO, lo había probado TODO…
-
Iep! Cómo va la cosa…
…
-
Venimos tensos hoy no?...
…
-
Joder niña que pantalones mas retro, molan, que
son de los 80’s?
…
-
Ey, te pillo en buen momento?
…
-
Bueeeeno, vaya cara, se me de alguien que hoy no
ha dormido mucho…
…
-
Atchuuusss! Sorry, es que vengo constipado…
En cierto
momento alcanzó el límite de no retorno tras el cual ya simplemente NO podía
preguntarle directamente su nombre, llevaba tanto tiempo quedando con ella como
si tal cosa que si ella descubriese que él no sabía que nombre le pusieron sus
progenitores al nacer se enfadaría y de verdad. De hecho no se enfadaría, se
sentiría engañada, estafada, como si esa persona a la que se había abierto y
con la que había compartido anécdotas y risas de repente fuese un completo
extraño de nuevo. James no podía permitir que eso ocurriese, debía averiguar su
nombre de forma sutil.
Preguntó a
todos sus amigos por la chica exótica que le entró en la fiesta, la de un curso
menos. Ninguno de ellos recordaban su nombre, pero todos ellos recordaban su
culo. Cafres erguidos, esos eran sus amigos. Miró en tablones de exámenes,
listas de clases, y nada, ningún indicio le hizo concluir que este nombre podía
ser mejor que aquel otro. En sus quedadas le empezó a soltar pequeñas pullas
sin resultado alguno:
-
Jajaa, recuerdas la fiesta en la que nos
conocimos? Vaya pedal que llevaba…
-
Yo tampoco creas que iba muy fina, ejej
-
Si si… oye, te imaginas que hubiese ido tan taja
que no recordase tu nombre al día siguiente, ajaja (…)
-
Si mira, como si no te lo hubiese repetido mil
veces… que tonto!!!
-
Ajajaj, claro claro, ajaja… (¬¬’ mierda!)
o…
-
Oye si te dejo mi informe del año pasado al
menos acuérdate de cambiar el nombre y poner el tuyo eeehhh, ejejej (…)
-
Joder James, pues claro ejejej, pondré el mío, que
tonto… como piensas que voy a hacer eso!!!
-
Yo que se chica, cosas peores se han visto,
jejeje… (¬¬’ mierda!)
O una tarde en
la cafetería…
-
… iep vamos a jugar a un juego va!!!
-
…? Venga ok, que me vendrá bien antes de la
clase de Materiales Avanzados, a cual?…
-
Mmmm, yo seré tú y tu serás yo... ligando en la
discoteca!!! 3,2,1 y acción…
-
Jaja, ok… mmm, (con voz grave) hola guapa soy
James vienes mucho por aquí porque soy becario de Medios continuos sabes? Y te
puedo dar lecciones gratis en el laboratorio, jou jou jou
-
JA-JA-JA,
me parto! Ahora yo…
-
venga…
-
(con voz aguda) Hola, me han dicho que eres el
que haces los problemas de Medios, me podrías ayudar a resolverlos mmm, me
llamó… (cortando la frase) porque como decías que te llamabas? jurjurjur
-
Jajaja, otra vez con lo mismo? que tonto!… anda
calla ya y vamos para arriba o llegaremos tarde a clase
-
Si venga vamos (¬¬’ mierda!)
Misión
imposible. La cosa no hubiese sido tan dolorosa para él si cada vez que se
viesen ella no exclamase a los cuatro vientos su nombre ya desde la lejanía:
-
James aquí, ya he pillado mesa!!!
…
-
Joder James, que guapo te has puesto hoy no?
esperas a alguien? Ejeje…
…
-
… en serio James, como puedes pensar que Spiderman
es una gran película?
Como si ella
supiese su secreto y a cada quedada quisiese martirizarle a base de culpa
demostrándole lo mucho que ella recordaba su nombre. Como una buena amiga. Como
hacen los amigos… de verdad.
Y así pasó el
tiempo, entre ires y venires. Entre veranos y cursos que acaban y empiezan a la
velocidad de la luz, y sin saber aun como, un día James se dio cuenta de que
hacía ya tres años que la conocía, y hacía ya tres años que no sabía su nombre.
Era simplemente ella.
Y ya estaba
harto.
Por eso hoy
había quedado en los bunquers con la excusa de ayudarle a repasar los problemas
de exámenes pasados de “Estructuras Metálicas”, sabía que la prueba era la
semana próxima y que a ella se le atascaban un poco las estructuras, no diría que
no. Se había pasado toda la noche en vela debatiendo consigo mismo los pros y
los contras del plan. Si, estaba feo, pero no había otro remedio, esto se tenía
que acabar, con el paso del tiempo la motivación sexual no es que hubiese
desaparecido, ni mucho menos, pero sí que había ido pasando a un segundo plano,
ya no la veía como un simple cacho de carne bien moldeada (que también), si no
que era su amiga y DEBÍA saber su nombre. Además no era para tanto joder, lo
hacía porque le importaba. Sí, definitivamente tenía que cogerle el DNI cuando
ella no se diese cuenta y mirarle el nombre, ponerle nombre a esa cara, esa
cara de angel. Se había convertido en una cuestión de salud mental.
Y entre
pensamiento y pensamiento entró ella por la puerta de los refugios nucleares en
los que habían quedado. Guapa como nunca, y treinta minutos tarde, como
siempre...
-
Osti, James, sorry sorry sorry, me vas a matar,
el autobús que…
-
Nada nada, déjalo no te preocupes, he estado
preparando los ejercicios de mientras…
-
Merci, eres un amor, por donde quieres que
empecemos?
-
Bueno tenemos toda la mañana, no te estreses…
porque no me traes un café de la máquina del fondo de las aulas plis, y tomate
tu otro que el día va a ser duro…
-
Si claro! Espera que cojo la cartera de la
mochila…
-
… no no deja, toma ya invito yo…
-
… mmm, merci, cuanta galantería, estas bien?
-
… si si claro…
-
… ok, ahora vuelvo…
En ese momento
James aprovecho, no sin un último arrebato de culpa que ahogo para sus adentros
metió la mano en la mochila de ella para sacar su cartera decorada con el jeto
de la Hello Kitty (universitarias…) y buscó el grial dorado que lo sacaría de
su ostracismo de amistad. Con miradas rápidas al final del pasillo comprobando
que no hubiese moros en la costa sus manos encontraron lo que buscaba, su dni.
Con él sostenido boca abajo el estómago le dio un vuelco, iba a responder a la
pregunta que tantas veces le había martirizado y que en tantos apuros le había
puesto. La suerte estaba echada. Poco a poco, como disfrutando del momento,
giró aquella improvisada tarjeta del trivial para ver la respuesta que le daría
el último quesito hasta la victoria.
Cuando leyó lo
que allí ponía, y recordó todas aquellas conversaciones intentando averiguar su
nombre, casi se cae de la silla…
KETHONTO DJLALI
MARTINEZ
!!!
… pobre James,
tanto tiempo conociendo la respuesta y él sin saberlo, alguien tenía que
haberle avisado de que en Namibia la gente no se suele llamar Ana, Esther,
María o Lola…
… no si, al
final tendrán razón cuando dicen que los hombre no escuchan!!!
Panic! At the
Disco/ This is gospel