jueves, 31 de agosto de 2017

Amo y señor


Es como levantar catedrales de piedra a tu gusto, pavimentar caminos y senderos, erigir castillos, dibujar ríos, moldear sin influjos. Es que todo sea como debe ser, dirigir un baile perfecto batuta en mano, nada sobra, nada falta, ni más, ni menos. Ser el controlador de palabras, con tu cetro de poder, capaz de levantar tormentas de hielo y fuego y abrir abismos abisales a tus pies. Un rey loco borracho de ego, hacedor de todas las cosas, el único dios. Virar las esquinas de lo predecible, replegarlas sobre sí mismas, sortearlas, escapar, enfrentar la realidad a un espejo y romperlo desollándote los nudillos, doblegar el tiempo y el espacio a tu antojo. Humillar y molestar, siempre, mucho y muy fuerte. Sobresaturar hasta ahogar, extremar, matar por más a veces, por menos también, sin hacer prisioneros, herir, sobretodo herir. Correr desnudo, girando esquinas sin avisar, sin intermitentes, como mosca sin rumbo atisbable, con un gran Fuck Off escrito en la espalda con pintalabios. Gritar NO muy fuerte a la cara del viento. Vomitar y mear encima de lienzos en blanco con traza de pintor bohemio, derramar una botella de vodka barato y prenderles fuego, verlos arder con risa de loco satánico y barba de mil días. Clarividencia del que ha visto los pasos en la noche. Tener un plan suicida brillando en el iris. Exclamar un gran joder, repetidamente. Cortar cabezas, muchas, y que se esparza la sangre, que se derrame, que fluya viva, que manche. Respirar al fin, con la espada de fuego aun en la mano y la chorra fuera, respirar en paz.

Eso. Eso es escribir. Y ahora ya no lo hago.




Mogwai/ Party in the Dark