viernes, 31 de diciembre de 2010

31 de Diciembre




Estaba allí, bailando, botando, sudando, brindando por lo ignominioso del cuerpo femenino, disfrutando, gozando, bebiendo de las mieles del éxito y el sabor de las horas bien perdidas, como se debe disfrutar del tiempo mal gastado, a sabienda. En estas estaba, regodeandose de una vida de quieros y puedos, certificando y reparando en su opulencia, no solo a nivel material (que era obvio que también), sino a nivel espiritual, cuasi karmático, sabiendose poseedor y dueño absoluto de sus pasos y su camino, el que se había tatuado a fuego tras su espalda y el que pensaba escarificarse en el pecho, mas allá de donde su mano alzaba su vaso, lleno de algún líquido para henchir las pupilas y el corazón. Rey y soberano sin bandera con derecho de pernada sobre la palabra transhumante, bohemio y soñador. Ese era él. Y esa era su noche, 31 de Diciembre de 2010.

Despidiendo el año, entre amigos, en un rincón oscuro de un oscuro bar, y a cada fracción de tiempo que pasaba, cada vez mas relativo, el sector de espacio nitido en el campo de visión se iba reduciendo, cada vez menor, y cada vez mas centrado en eso que todo hombre desea en lo mas primigenio de su ser… alcanzar la felicidad mediante el enriquecimiento del yo interior? no… tetas! y por el consiguiente axioma de la indivisibilidad de los cuerpos vivos… las caras pegadas a ellas! Asi pues nuestro apátrida galán empezó a cortejar féminas cual deportista olímpico, siempre con las buenas maneras aprendidas e interiorizadas en uno de sus muchos viajes por tierras lejanas. La noche fue discurriendo por estas vicisitudes hasta que una de las leonas a las que en su mente se disponía a domar le solto algo que le heló la sangre como no se la había helado ninguno de los gin-tonics que se le habían derramado garganta abajo en todos sus recorridos por lo largo y ancho del globo. “Hola, yo me llamo Anna Mia Farrow”. En ese momento sus dedos dejaron de ser prensiles por unos instantes dejando caer todo lo caible a un suelo que ya no paraba sus pies. “Eeehhh, aahhhh, si eehhhh, si me disculpas un momento… tengo que… eeehhh… por allí, ahora vuelvo”. Se fue corriendo al lavabo, entre taquicardias, encerrandose en el “limpísimo” urinario tras un pestillo que ojala hubiesen sido tres. Anna Mia Farrow, Anna Mia Farrow, Anna Mia Farrow, no puede ser, ese nombre, ese nombre, cuando por fin había conseguido olvidar ese nombre…

… y un flash lo transportó de nuevo a 1994, a aquel circo ambulante, cuando con tan solo 12 años su madre lo llevo a ver los payasos y los elefantes, los tigres y los trapecistas, y otro flash lo transportó de nuevo al tacto de aquella moneda enorme a las manos de un chaval, nueva y brillante como no habia visto nunca en sus 12 primaveras, recien acuñada y las palabras de su madre, “gastala en lo que quieras, pero solo tienes una así que gastala bien” chicles? gominolas? un globo con forma de delfín? Dios mio cuanta responsabilidad para tan pocas espaldas! Y allí en un rincón lo vio, entre un puesto de manzanas de caramelo y otro de nubes rosas, de esas que cada año vuelves a pedir y cada año vuelven a estar asquerosas, una máquina de adivinar el futuro! Un muñeco de adivino con cara vergonzantemente siniestra para el espectro juvenil de su público con un gran letrero neon luminoso que rezaba: “El futuro en la palma de tu mano!” Joder, ojalá nunca hubiese metido la mano en aquella puta ranura, piensa mientras las luces alógenas de ese cada vez mas decrepito lavabo no dejan de crujir. Aun conserva el falso manuscrito que escupió la máquinita de marras cuando introdujo la maldita moneda, con sus tres rotundas y lapidantes afirmaciones que le habían perseguido toda su vida como talladas en pura roca, o como mínimo con el peso mismo de una puñetera lápida. “1- Perderas a alguien de tu familia hoy.” A ojos de un niño una afirmación jodida, no tan jodida como cuando media hora después un elefante desbocado se precipita sobre la multitud y pisa a tu madre de herida mortal. Los flashbacks le revuelven el estomago y casi le hacen vomitar, pero no por ello dejan de sobrevenirle. “2- Apuesta por Google”. Tardo tiempo en entender que cojones significaba Google, pero cuando años después un compañero suyo en la facultad de informática le hablo sobre un nuevo y sorprendente buscador en Internet no dudo en invertir todo el capital familiar a su salida en bolsa. Desde entonces nunca mas había tenido que preocuparse del tema económico, como su bonito y caro traje Armani con los bajos empapados en vómito demostraba en aquel pestilente cuchitril. “3- La mujer de tu vida, la madre de tus hijos, se llamará Anna Mia Farrow”.

Había pasado años, A-Ñ-O-S, y se dice pronto, buscando ese nombre, lo había recorrido todo, desde pueblecitos perdidos de la mano de dios en la espesa sabana africana, a las multicolores y pluricelulares ciudades-bastión del siglo XXI, viviendo a cada paso en el camino y dejando un poquito de si en cada lugar, andado y tropezado. Todo por un nombre, un jodido nombre que le había perseguido durante años, A-Ñ-O-S, y se dice pronto. Hasta que al final alentado por su familia y amigos consiguieron convencerle de su locura. Azar, coincidencia, alineación planetaria, incluso suerte habia llegado oirles decir en multiples ocasiones, con la consiguiente corrección al reparar en el primer punto de las premoniciones, claro. Es solo un papel, es solo una máquina absurda, no es verdad, el destino no esta escrito. El destino no esta escrito. Una frase fácil de decir pero difícil de asumir, de interiorizar. Pero al final lo había conseguido. Y ahora, justo cuando había dejado de buscar, el destino se estaba tomando un martini en la barra de la misma discoteca donde su calabera le había decidido llevar. Joder!!! Anna Mia Farrow, no puede ser una coincidencia, no puede serlo, no llevo un Tag Heuer en la muñeca porque si, a la mierda!... salio del lavabo no sin antes escribirse una pequeña nota mental: “incendiar este traje al llegar a casa”.

Dispuesto pues se dirigio a la pista donde visualizó a la chica con la que iba a compartir el resto de su vida, “vaya, no tengo mal gusto al fin y al cabo…”, la agarro con fuerza pero no con malas maneras por el brazo denotando virilidad y control de la situación y le espeto sin tiempo a reacción: “Anna?” “si?”, “mira, se que es difícil de comprender y que probablemente no lo entiendas, pero tengo buenas razones para creer en el destino y SE que nuestro destino es estar juntos por el resto de nuestra vida, no me preguntes como lo se, simplemente lo se. Acompañame y me pasare el resto de la vida intentando hacerte la mujer mas feliz del mundo, por favor”. La chica abrumada, parecio henchirse por momentos en aquel vestido negro ceñido ante tal demostración de amor ciego y contesto: “Yo también creo en el destino, y noto algo extraño estando junto a ti. No se si esta escrito en algún sitio o no que tu seas para mi y yo sea para ti, pero no me importaría comprobarlo”. Y con toda la verborrea que nuestro hombre poseia no le salio mas que un simple y esperanzador, “Genial! Vamonos pues, conozco un sitio tranquilo no muy lejos de aquí!”. “Claro, enseguida voy, ve saliendo, voy a coger el abrigo”.

A todo esto la chica fue a despedirse de sus amigas, a lo que una de ellas le solto… “oye Mónica, ese chico con el que estabas hablando… no es el hermano de Matilde? Si hombre, que la pobre nos conto hace poco que habían conseguido que su hermano dejase de derrochar su inmensa fortuna viajando de aquí para allá buscando una chica que le tenía obsesionado? Como era el nombre?... una tal, Anna Mia Farrow? Algo así”. A lo que la chica contestó, “Mmmm, ese? No no que va, si ese era, era un amigo de la universidad que hace mucho que no nos veiamos!!! Ejejjje, bueno chicas yo me voy a casa eehhh, que estoy muy cansada, venga nos vemos otro día, adiooossss”, “Venga adeu, Mónica, nos vemos”, “nos vemos”…

…y mientras la amiga seguía farfullando en la barra… “pues yo creo que si que era él, pobre chico, enamorado de un nombre, vaya tela…”, de repente, otra chica, de una belleza tan espectacular que casi hizo florecer los instintos mas homosexuales de la primera, con unas curvas y una sensualidad que serían motivo de lapidación en la mayoria de paises del este, le preguntó “perdona, estoy aquí con mis amigas y sin querer me ha parecido que antes decias mi nombre a esa chica que se va…” “ aaahhh hola, y como te llamas?”… “Me llamo Anna, Anna Mia Farrow…”



(…)










Feliz 2011, a todos!!!

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Cominosworld.



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