martes, 10 de julio de 2012

Honor


Hoy en Cominosworld  estrenaremos una sección que más que probablemente nacerá y morirá en este mismo post, pero no por ello es menos importante que las demás. Hoy en Cominosworld estrenamos la sección:

… Palabras estúpidas del diccionario Español!!!

Chacha chaaaaaaaaaaannnnnnnnn!!!!

Pues bien, hoy en Palabras estúpidas del diccionario español atacaremos una palabra muy laureada durante varias generaciones en las bocas de cientos de especímenes con bigote y galones, reales o ficticios, a las espaldas. Ese tipo de personas que mas que seguramente os habéis encontrado en algún momento de vuestro pasado al ir a conocer por primera vez a los padres de alguna ex novia. Y esa palabra es:

HONOR


Honor, según la RAE se recoge como…

Honor: Gloria o buena reputación que sigue a la virtud, al mérito o a las acciones heroicas, la cual trasciende a las familias, personas y acciones mismas de quien se la granjea.


Esta palabra siempre me ha hecho mucha gracia. Y ahora viene cuando yo explico por qué:


Corría el año del 37, Guerra civil Española, pueblo perdido de la mano de Dios en medio de la nada en la Provincia de Cuenca. El ejército de liberación de los Bolcheviques, Rojos, Comunistas y Republicanos liderados por el altísimo y generalísimo Don Francisco Franco recorre las pedanías del lugar en busca de adeptos a la causa por una España grande y libre. Los varones son “invitados” a filas de una forma pacífica y voluntaria, tan voluntaria como, o estas con nosotros o muere. No sabrían vestir bien, pero educados lo eran un rato, eso sí. Entre todos los hombres reclutados a punta de “por favor” dos amigos, los dos igual de adeptos a la causa, los dos dejando sus familias atrás, mujer e hijas, al amparo de un ejército que las mantendría a salvo de todos los malandrines y maleantes de medio pelo que moraban las montañas, por los cojones.

Un pueblo, cero hombres. La familia no es importante cuando está en juego una nación. Vivas y bravos por doquier a su marcha. Ni una sola lagrima en la faz de las amantes esposas viendo a sus machos alphas partir hacia la muerte. Y el generalísimo pescando salmones en algún pantano.

Meses después de entre la maleza y a pocos bancales del pueblo aparece un hombre, maltrecho, desnutrido y con el semblante de alguien que ha visto los horrores de una matanza a milímetros de la cara. Es uno de los dos amigos partidos a la victoria de un sentimiento, el patrio. Pero ese hombre no entiende de banderas ni de colores. Ese hombre entiende de su mujer, y de su hija, y de las muchas probabilidades de que no sobrevivan a un hogar sin padre. Un hombre escapado de lo que otros creen su deber, para acudir a la llamada de su propio deber. El de su familia.

Y una mujer que llora pero esta vez de alegría y no de tristeza, y una hija que vuelve a tener papa después de meses de un luto que no entiende. Un hombre repudiado, escapado con deshonor, un traidor a su país que debe ser condenado a la muerte por apátrida, cobarde y enemigo de la nación. Pero no hoy, esa noche es un héroe para dos mujeres. Un héroe vivo, tangible y palpable. Mucho más héroe de lo que ninguno de los idos lo será jamás.

Un héroe que se pasó un año entero, un año entero, con sus días y sus noches, y sus 24 horas y sus 86400 segundos… debajo de la cama. Agazapado, escondido, de un ejército vigilante de encontrar a sus desertores, un ejército de caballeros dispuesto a dialogar con todo aquel que no compartiese sus puntos de vista a golpe de paredón y metralla. Un hombre bajo una cama con un solo deseo, salvar a su familia de un futuro sin marido, sin padre, sin alguien que dada la época asegurase un plato encima de la mesa cada día. Y preguntaron, y rebuscaron y increparon y casi lo descubren por varias veces, los siervos del bien, pero los aposentos de una dama eran demasiado sagrados para ser profanados por simples soldados de dios.

Y el 39 llegó. Y con él el final del horror, y el final del encierro para ese hombre en su propia casa. Por fin la luz del sol, y el aire, y un cielo libre de gente vestida de verde con poder de encerrarte porque sí.

Era momento de renacer, resurgir de las cenizas del desastre y de la podredumbre. Y así ese hombre, ahora erguido, cogió lo poco que le quedaba del pasado y lo mucho que le quedaba del futuro y junto con su hija y su esposa emigraron a tierra menos yerma, donde comenzar a olvidar y construir un presente por primera vez en muchos años, esperanzador.

Y por las noches aun se despierta entre estertores, entre sudores fríos y tiritones, recordando las palabras de su amigo al escapar:

No lo hagas!!! Y si te pillan?... donde quedará tu honor?



El honor del primer hombre quedó intacto, junto a su joven cuerpo yacido en el suelo, cubierto de sangre por un impacto de bala de otro hombre igual o más asustado aun si cabe que él, en la trinchera enemiga. Su mujer e hijos nunca llegaron a saber ni de él ni de su honor.

El deshonor de mi abuelo resta hoy en el cementerio de Montjuic, y su hija aun le lleva flores cada año, a su héroe. Si no llega a ser por su deshonor puede que hoy yo no existiese.


Por eso doy gracias  a mi abuelo, por ser un cobarde, un repudiado que se tiro un año bajo la cama, un enemigo de la nación con extremo deshonor.


Gracias.





PD: llevaba tiempo con esta actualización rondándome la cabeza y hoy ha tocado, vete tú a saber porque…




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