sábado, 9 de junio de 2012

Proyecto Isabel




No podía dejar de ver esas cintas. Por la noche solo en su apartamento las repasaba una y otra vez, quedándose parado delante del televisor incluso cuando ya hacía rato que la película había acabado y solo quedaba la niebla de rallas y ese crepitar molesto. Por más vueltas que le daba no lo entendía. Las coordenadas estaban bien, la sincronización subatómica era correcta, la frecuencia de dispersión cuántica entraba dentro de los parámetros aceptables, entonces que fallaba? … que estaba fallando?...

Recordaba cuando vinieron a buscarlo a la universidad. Ni siquiera se presentaron. Habían estado siguiendo sus trabajos, su tesis doctoral sobre la desmolecularización de la masa a grandes distancias les había impresionado según dijeron. Había sido el elegido para un alto proyecto gubernamental que cambiaría el mundo conocido. Obviamente ser uno de los más laureados científicos noveles que las mieles de Harvard daba al mundo en las últimos décadas no se caracterizaba por ser tonto precisamente, así que aun con la mosca detrás de la oreja decidió escuchar lo que tenían que proponerle.

Denominaron al proyecto como nombre en clave “Proyecto Isabel”, a primer efecto le sorprendió por lo “varonil” de la elección, días después captaría la ironía. Según le explicaron de un modo muy confuso y poco ortodoxo la historia, según lo llamaban ellos, consistía en crear una máquina de teletransporte capaz de mandar objetos físicos y tridimensionales a grandes distancias instantáneamente, en pocas palabras, querían un fax humano.

Tal como continuaron explicándole, hacía siglos que el hombre de a pie, el ciudadano medio, fantaseaba con todo tipo de avances tecnológicos supersecretos que los gobiernos poseían pero no se podían permitir enseñar al mundo en post de la paz mundial. Imagínense la de guerras que se provocarían si se supiese que el elixir de la vida eterna existe, si se llegase a difundir que la pócima de la invisibilidad esta creada y funciona, o por poner un último ejemplo, que viajar en el tiempo no solo es posible si no que ya se ha hecho, con consecuencias cuasi devastadoras para la vida tal como la conocemos.

La raza humana es débil, se siente débil, y a veces necesita creer en algo, asirse a sinsentidos de una mente que se sabe limitada, llámalo religión, drogas, o teorías conspiranoicas, todo ello no son más que ilusiones de libertad cimentadas en creencias de un algo más. Los suicidios en masa florecerían si se supiese que lo que ves es lo que hay no crees?

Pues bien, si y no, la rumorología  e inventología de la imaginación media no va del todo desencaminada. Obviamente no a tal nivel, pero sí que existe una escisión gubernamental dedicada a tratar todos estos temas más sci-fi que sci-daquí.  Se llama Iniciativa Dharma, y te hemos elegido a ti, Micke, para que lideres el Proyecto Isabel.

Después de la palabra invisibilidad le tenían comprado, que fan de Big Bang Theory que se precie dice no a eso, por el amor de Sheldon Cooper!!!

Pasaron meses hasta que tuvo listo todo para los primeros “envíos”, pero por muy largo que pareciese, el día llegó.

Las primeras pruebas con Isabel, el caniche que le habían asignado para sus pruebas de “traslación” no habían sido muy satisfactorias. Queremos que la mandes al viejo continente, necesitamos que el dispositivo demuestre la potencia suficiente para poder cruzar el océano, la mandaras a Barcelona, le espetaron los jefes en aquella reunión en el despacho. Micke había tenido que ver muchas veces esa película sobre los monos a los que sacrificaron en aquellas pruebas médicas cuyos resultados salvaron tantas vidas en África Central el año pasado, aun así no estaba seguro de si era muy ético desatomizar a ese pobre perro. Seguro que su profesor de ética en la física lo desautorizaría, pero bueno, aquel viejo cascarrabias hubiese desautorizado a los mismísimos hermanos Wright a alzar los pies del suelo y desafiar a Dios, así que…

Isabel llevaba instalada una cámara en la cabeza desde la cual rodó todos los viajes a la que le sometieron esos malditos científicos locos. El primer viaje fue una auténtica amalgama de lágrimas, risas y sensaciones encontradas en aquellas instalaciones perdidas de la mano de dios en el desierto de Florida. Y es que el experimentó fue todo un éxito… a medias. Isabel fue y volvió del viejo continente en tan solo 3 minutos 47 segundos, los 3 minutos 47 segundos más largos de la vida de Micke. Sana y salva y con todas sus constantes vitales intactas Isabel volvió de una pieza, todo fue júbilo hasta que miraron la cinta. Habían ni más ni menos que 3 minutos 47 segundos de imágenes grabadas en… China!!!

Esa noche Micke no conseguía dormir. China? … había mandado a Isabel a la jodida China???!!! Cuando al final concilió el sueño una horda de Shin Shans malignos ataviados con calças en la cabeza poblaron sus sueños.

Los siguientes lanzamientos no fueron mucho mejor. El pasaporte de Isabel ya tenía los sellos de alguna región de la Polinesia, y lo que parecía algún tipo de rancho al Oeste de Estados Unidos. Los directivos de la empresa cada vez se ponían más nerviosos con cada nuevo disparo fallido, y él sabía perfectamente porque. El milagro de todos estos viajes consistía en lo que él llamaba “la chispa original”, concepto que vino a él una noche de insomnio en el lavabo de la habitación del hotel con los pantalones por los tobillos. Esa “chispa” original consistía en devolver la estructura molecular del cuerpo físico a envió a su esquema original primario para posteriormente reconstruir este esquema “al otro lado” con una especia de plano vivo del sujeto. El gran problema de su genialidad nacida de su narcolepsia innata era la grandísima cantidad de energía que el proceso de la chispa consumía. Después de meses de cálculos, esta vez con los pantalones en su cintura, esgrimió la fatídica cifra, el traslador necesitaría 1,21 Jigovatios de energía en cada uno de los viajes. En la época en la que estaban ya no necesitarían un rayo y un condensador de fluzo como Michael J. Fox, lo que se necesitaba era dinero, mucho dinero, una ingente cantidad de dinero. Y desde la central Ben volvió a recordarle la conversación que tuvieron cuando Micke les convenció de las cifras.

Está bien, te proporcionaremos lo que necesitas, pero solo tendrás 4 igniciones, el presupuesto aprobado no da para más, si en esos 4 viajes no alcanzamos el objetivo tendremos que abandonar el proyecto. El número 4 le retumbaba a Mickey en el hipotálamo desde la primera vez que pulsó el botón para enviar a Isabel al más allá. Igual que le rebotaba en el cerebro como si el logo de Windows se tratase la conversación por teléfono de esa misma tarde.

Micke, mañana es el último intento, hemos puesto mucho dinero y energía en este proyecto, no nos falles.

Esa noche tampoco pudo dormir. La mancha del techo empezaba a tomar forma de caniche. Tengo que conseguirlo o me acabaré volviendo loco, si no lo estoy ya. De repente se dio cuenta que hacía semanas que no hablaba con Ilian, su novia… me habrá dejado? Bueno, ese no era momento de sentimentalismos. Mañana sería el día más importante de su vida, ya tendría tiempo después de pegarse un tiro.

Al día siguiente, después de afeitarse las barbas de mendigo y calzarse su mejor bata blanca entro en el laboratorio donde esperaban toda esa panda de completos desconocidos con traje cuyo cuero cabelludo hacía años que no veía la luz del sol a través de esa capa impenetrable de gomina. Así es como debe oler el dinero, pensó al pasar al lado de todas esas cucarachas vestidas de Armani.

Sin más dilación ni pomposidad, se apresuró a colocar a Isabel en el traslador mientras todos los grandes ejecutivos de algo le miraban desde la pecera de seguridad, vaya a ser que se queden estériles pensó, una lástima sin parangón. Aparto el dispositivo de seguridad del erector y cerrando los ojos pulso el botón que hundiría el cemento bajo sus pies, o no. Isabel, igual que las otras 3 veces, desapareció de la faz de la tierra. Todos los ejecutivos de pandereta musitaron como monos en su jaula. A los 3 minutos 47 segundos exactos el aliento volvió al corazón de Micke, a la vez que Isabel.

Sin dilación y casi sin modales para con el pobre cánido sustrajo la cinta de la cámara y la introdujo en el reproductor. El tiempo se revirtió para todos cuando las imágenes mostraron a una pareja de mediana edad acercándose a Isabel:

… andele pendeja que tenemos aquí pues!!! Lupita ven a ver esto!!!

… que querés mijo? Estaba preparando unas enchiladas y se me van a quemar…

… de donde salió este chucho wei? … viste que cosa más linda!!!

… ayy pues sí!!!



Y así transcurría el video durante la mayor parte de la transmisión. Méjico, había mandado a Isabel a Méjico!!! Sus esperanzas e ilusiones se sumían por un vertedero lleno de frijoles y guacamole. Era el fin del proyecto y muy probablemente de su carrera. Sería un fracasado Don Nadie cuyas páginas reservadas en los anales de la historia ahora ocuparía algún Filósofo Argentino pedante, o algún Geólogo que descubrió la cuarta falange perdida del Tiranosaurus Rex. Las formulas eran correctas, los datos contrastados, las coordenadas exactas, ningún otro rostro podía reflejar la decepción como el suyo en esos momentos. Bueno no, el de Ben y el Presidente de la empresa lo reflejaban mejor. Obviamente estaba despedido y con deshonores. Era un repudiado del estado y de la comunidad científica, la vergüenza de una Nación. Esa misma noche recogería sus cosas del hotel y volvería a su pueblo natal de Albuquerque, a diseccionar alguna rana o hacer crecer tallos de patata en algodón mojado en alguna clase de Primaria.



Pobre Micke, cometió un error, sí, pero por poco, también es mala suerte…










… ir a caer siempre en Port Aventura.





The Temper Trap/ Trembling Hands



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