lunes, 17 de enero de 2011

Segunda fila




Erase una vez que se era una humilde aldea en las afueras de Barcelona, llamemosla asi al azar… mmm… Cornellà!, donde todos sus coetaneos vivian en paz y harmonia, todos se conocían unos a otros y se saludaban por las calles y los jardines, hola Matilde! Vaya usted con dios Engracia! La paz se respiraba en el ambiente y los conejillos bailaban felices con las mariposas y las flores.

En tan hermoso lugar habitaba un humilde y honrado trabajador que con el sudor de su frente (y la de los trabajadores de la obra) se ganaba el jornal y unos cuantos garbanzos que llevarse a la boca, llamemosle asi al azar… mmm… yo! Pues bien este humilde aldeano frecuentaba la bella y sana costumbre de ir a comer algunos mediodías a su casa por aquello de fomentar las cristianas ideologias de que la base de la sociedad se sustenta en una familia unida y feliz.

A todo esto hay que decir que la aldea en los ultimos decenios había aumentado su bondadosa población suponemos que por el antiguo arte del fornicio masivo o algo, por lo que  cada vez los humildes habitantes de Cornelius d’arriba veian dia a dia como sus posibilidades de aparcar sus autos motores se veian mermadas a unas cifras alarmantes. Esto no les hizo perder su humor pues las buenas gentes del lugar no se iban a amedrentar por una insignificancia como esa, como buenos vecinos y mejores personas que eran llevaron a cabo un codigo interno propio en el que cuando uno de ellos tenia prisa, por razones varias, vease rezar, salvar a niños indefensos que se ahogan, amamantar a cachorritos con graves sintomas de inanición, los demas lugareños permitirian a esa alma caritativa estacionar su auto en segunda fila por razones obvias, y en el caso de molestar a un cohetanio este no tendría mas que accionar su claxon para que el primero abandonase ipso-facto sus quehaceres ongcienses y acudiese raudo a desplazar su unidad movil de desplazamiento sazonandolo todo con unas amables y sentidas disculpas, disculpas que el segundo aceptaría de sumo agrado.

Pasaron años, que digo años… lustros! que digo lustros… años! sin que la técnica fallase ni una sola vez, todo era paz y harmonia en la bella aldea del extrarradio de Barcelona, el ser humano había vencido a la relación plazas de aparcamiento-coches con el uso del raciocinio y la colaboración ciudadana, orgulloso estaba dios de su creación! Hasta que un dia, el pertrecho vecino, vease yo, molido por la desazón de una dura jornada bajo el sol decidio descansar sus huesos en el sofa después de degustar un exquisito plato bajo el agradable rumor de una conversación familiar. Tranquilo y relajado olvido toda preocupación pues la ley del claxon imperaba en el reino animal y oido avizor acudiria raudo al primer toque de corneta de otro animal en apuros con el coche encerrado. De repente y sin previo aviso la progenitora del mismo observo: Que se te llevan el coche!!! La grua!!!

No podía ser, los malditos esbirros de la ley estaban llevando a cabo su santo derecho de robarte dinero porque si. Pero eso no era posible, nadie había hecho sonar el cuerno de Gondor, nadie había dado la alarma de bomba nuclear, nadie había hecho llorar a decenas de infantes con la sirena del recreo!!! En estas que nuestro heroe moderno, osea yo, sale corriendo al balcón para avisar a los hijos de la ley de que estan cometiendo una grave equivocación, la via agropecuaría que lleva a mi hogar no tiene salida y me ampara la ley no escrita del claxon. Alarmado ante tal estruendo el lobo feroz funcionario del cuento miró al pobre imbecil, osea yo, y como quien se encuentra a si mismo mirando al vacio volteó su cara y prosiguió con su cometido seguramente silbando una canción de Shakira que ponian por la radio. A todo esto el indigando usuario, ya sabeis quien, reparó en la presencia a lo lejos de un ser, un ser vil y despiadado que se escurria bajo el amparo del tintaje de la luna de su vehiculo, el calcetín mohoso y maloliente con botones cosidos a la cara que los niños señalan con el dedo en las obras infantiles mientras gritan, cuidado! al calcetín limpio pero algo tontito que se pregunta, donde? El, llamemosle como nombre en clave para que nadie se sienta ofendido, “Grandisimohijodeputa” rompio la ley gitana mas sagrada que existia en la aldea, y salio por patas cual cobarde comadreja antes de que puedas decir regaliz!

Sin querer entrar en trifulcas ni rencillas ni malos rencores que no llevan a nada solo dire que eso en mi barrio es sangre y ya tengo a todo el clan buscando una Citroen Picasso gris. Así que saltandome los preámbulos y dejandome de moñadas varias concluiremos el cuento diciendo que COMO PILLE AL GRANDISIMO HIJODEPUTA QUE HA LLAMADO A LA URBANA A MALA OSTIA PARA QUE SE ME LLEVASEN EL COCHE SIN PITAR UNA SOLA VEZ SE VA A ACORDAR DE LO QUE ES VIVIR EN CORNELLÀ DE LLOBREGAT POR EL RESTO DE SU VIDA COMO QUE ME LLAMO CRISTOFER JESUS DE TODOS LOS SANTOS ME CAGONDIOSYA!!!!

AQUÍ SE VA HABER UN FOLLÓN, SE VA HABER UN FOLLÓN QUE NO SABE AAAAAAANNNDDDDEEEE SAAA METTÍOO!!!





Fin.

(Basado en hechos reales)



2 comentarios:

  1. Puta navajero... pero sí, el puto calcetin mohoso (me ha encantado la referencia) merece lo peor... estate atento y cuando veas su puto coche le revientas las ruedas, coño!
    por cierto, estas seguro de q no pitó ni una sola vez? mira q cd tú te duermes igual no te enteras de ná...

    Il Estatore

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  2. eso mismo iba a comentar yo...que estarías dormido tan a gustito y lo que en tu sueño era un concierto de oasis, en realidad era el claxon del vecino....!

    Iala.

    PD: feliz año majo

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