miércoles, 6 de febrero de 2013

Cariño, hoy voy a hacer una locura

 


14 de febrero, sábado, 7 de la mañana.

 
 
(…)


-          Cariño estas despierta?

-          … mmm…

-          Cariño…

-          … mmggrrr… hhhffff… ay cari, que?

-          Cariño, hoy… voy a hacer una locura!!!

-         

Es lo último que Amanda escuchó decir a su marido antes de que se levantase de la cama, se vistiese deprisa, y saliese por la puerta principal.

Unas cuantas horas después, tras una ducha revitalizadora, un café cargadito y un largo repaso a varias revistas del corazón Amanda cayó en la cuenta… San Valentín!!! Las palabras de Javier retumbaron en su inconsciente…

“Cariño hoy voy a hacer una locura”

“Cariño hoy voy a hacer una locura”

“Cariño voy a hacer una locura”

“… locura”

“… locura”

 
Los nervios le embargaron, que adorable estupidez se le habría ocurrido para este 14 de febrero al muy canalla? Javier no es que fuese de ese tipo de hombre que se lanzaba a pilotar una avioneta con humo de colores detrás y escribiese su nombre en el cielo, pero cierto era que en ninguno de sus 10 años de casados había faltado un ramo de rosas, una tarjeta con un poema escrito a mano o un osito de peluche de los que dicen te quiero en esa casa.

A medida que pasaba el día la imaginación de Amanda se disparaba. Y si era justo ese el año en que Javier había decidido dar el salto a la primera división de la liga de novios perfectos, y hacía algo que ni soñaba imaginar? Imágenes de telenovela inundaron su cabeza por toda la tarde. Novios que se dejaban recubrir de chocolate y se plantaban en la puerta con forma de bombón gigante del que aparecían cual conejita playboy de un pastel. Parejas que contrataban la orquesta sinfónica de Londres y la plantaban debajo del jardín de su casa tocando SU canción. Hombres que le ponían a una estrella el nombre de su amada con certificado de por medio. Jóvenes que organizaban durante meses una convocatoria de flashmob gigante con la ayuda desinteresada de miles de ciudadanos y declaraban su amor incondicional a su novia bajo el mágico manto de una coreografía coral espontanea en el metro de Londres.

A todo esto Amanda se dio cuenta de que fuese cual fuese la tremenda sorpresa que Javier le tenía preparada ella no había planeado nada especial para el día, con tanto pensar se le había ido el santo al cielo y ni siquiera había preparado una de esas riquísimas tartas con nata que tanto le entusiasmaban a él. Con una repentina vergüenza por lo egoísta de su comportamiento decidió que esa noche iba a ser de las que no se olvidan fácilmente. Corrió rauda a depilarse las partes más intimas y se puso bajo el camisón ese picardías trasparente que compraron en aquel viaje a Amsterdam y que tanto le gustaba a su maridito. Puede que incluso le dejase hacerle eso que casi nunca hacían. Gggggrrrrrrr!!!

La noche llegó y aun en su nube de declaraciones imposibles y amor de color de rosa Amanda empezó a preocuparse, aun así algo dentro suyo le decía que lo bueno se hacía esperar. En estas estaba ella cuando el timbre de la puerta le bajó de su ensimismamiento. Fue a abrir presa de los nervios y con el perfume de navidad aun por introducírsele en la piel cuando se sorprendió al ver a un policía en su puerta…

-          Buenas noches

-          Buenas noches señor agente…

-          Es usted Amanda Queshintong Palmer?

-          Eeehhh, si… ocurre algo señor agente?

-          Pues sí, hemos detenido esta tarde a su marido por escándalo público.

En ese momento Amanda ya con los nervios desatados asomó la cabeza por la puerta y pudo ver a Javier en la parte trasera de un coche patrulla aparcado en la acera de su jardín, con las manos esposadas a la espalda.

-          Ayyyy dios mío!!! Señor agente esto debe ser un error!!!

-          Verá…

-          No sé lo que ha hecho mi marido, pero haya hecho lo que haya hecho seguro que lo ha hecho por amor…

 
(…)

 
-          … señora… hemos pillado a su marido en el zoo, desnudo dentro del acuario intentando follarse a flippy el delfín por el agujero de la cabeza delante de un montón de niños.

 
En ese momento y sacando la cabeza por la ranura que había abierta de la ventana trasera del coche patrulla, se pudo oír a Javier gritar…

 
-          Por cierto, cariño… FELIZ SAN VALENTÍN!!!










(…)

 

 

 

 

Grimes/ Vowels = space and time


 

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