…
llevaba un rato así, restregándome las manos por la cara como si fuese a conseguir
algo con ello. La oía, la sentida, sabía que estaba ahí, y sin embargo no podía
verla. Después de todo el tiempo que
había estado esperando ese momento y teniéndola justo delante estaba quedando
como un auténtico patán.
Y no
es que ella fuese un fantasma, ni hubiese descubierto el elixir de la
invisibilidad, ni que su sibilina figura la hubiese convertido en la nueva Kate
Moss evadiendo el aire y haciéndose translúcida, no no, nada de eso. El caso es
que simplemente… yo no podía verla!!! Ni a ella ni a nada a su alrededor. Era una
sensación tan extraña que por momento me empezó a agobiar sobremanera. La oía
hablar, se que estábamos los dos sentados en aquel café del centro donde tantas
veces nos había imaginado juntos, notaba el aire a mi alrededor, oía los
pajaros en el árbol, las motos cruzando la calle con gran estruendo, incluso
noté su mano sobre la mía preguntando… Dani, te encuentras bien?
Pero
no, yo no me encontraba bien, no recuerdo desde cuando me pasaba aquello, solo
sé que antes de que viniese ella ya estaba intentando sacarme esa imagen de la
cabeza. Bueno más que de la cabeza de los ojos. Ya antes de que llegase ella
solo podía ver esa imagen estática delante de mí, como si la realidad y mi
vista no estuviesen en el mismo sitio. Al principio intente pestañear pensando
que se me había metido algo en los ojos, pero al ver que no funcionaba empecé a
frotarme con fuerza los mismos para poder ver a la camarera que me preguntaba
que iba a desear. Al contestar rápidamente una Estrella Galicia la camarera se
fue, no en cambio la imagen. Giré la cabeza a los lados intentando deshacerme
de ella pero ese encuadre no se movía de su sitio, veía exactamente lo mismo
girase la cabeza a izquierda, a derecha, al suelo o al cielo. No ví al gordo
sudoroso que mi pituitaria escaneó a mi izquierda, no ví los prominentes pechos
de la chica de la derecha que se intuían por el silbido de los homínidos machos
del lugar, no ví ese caracól del suelo que crujió bajo la suela de mi zapato
igual que no ví el avión que se oía por encima de mi cabeza. Mirase donde
mirase solo estaba esa imagen. Inmovil, difusa y torcida. Esa maldita imagen.
No
hubiese sabido explicarle a Jamie exactamente lo que estaba viendo. Era una
imagen de interior, como de una pared que antaño fue blanca y actualmente había
ido degradando su tonalidad pantone abajo. Con una especie de tela o pieza de
ropa gris colgada del techo formando leves sombras contra la esquina inferior
del encuadre. Y rematando la esquina opuesta un cambio de angulo en lo que
quería parecer el marco de una puerta de madera caoba. Todo ello sazonado con
un haz de luz calentando la parte central de la fotografía de derecha a
izquierda. Todo muy bucólico. Hasta que se te pega a los ojos y entonces pasa
de bucólico a aterrador.
Después
de varios minutos escurriendo el bulto tuve que acabar contándole a Jamie lo
que pasaba cuando empecé a dirigirme hacia ella en la dirección equivocada. Esa
farola no estaba mal pero no tenía la misma piel sedosa de ella. Asustada no
entendió nada cuando le espeté que no podía verla. Creo que debío entenderlo
del modo equivocado por los bufidos que soltó. Que si no quería verla para que
la llamaba, que si otra vez le hiciese perder el tiempo a su tia la del pueblo,
etc, etc. Al final entre absurdos balbuceos e intentos por explicarle la
situación, que casi hubiese deseado que
no estuviesen saliendo de mi boca, sentí como con un desaire solo atribuible a
una mujer se levantó y me dejó a sus espaldas mientras ponía distancia de por
medio entre ella y mis torpes manos, que seguian intentando borrar esa imagen de
mis ojos sin acierto.
Es
obvio que no pude seguirla ya que no ví por donde se fue así que me quede
sentado oyendo a los pajaros del parque reírse de mí y dejando al gordo de mi
lado inundar mi nariz con su olor a mil padres. Me quedé así, como en una nube,
como en un estado comatoso, solo roto por los momentos en que intentaba
encontrar a tientas la cerveza que me acaba de dejar la camarera en la mesa
para echarle sorbos cortos, sin dejar de pestañear, sin que esa maldita imagen
me abandonase en ningún momento, y sin conseguir entender que cojones me estaba
pasando…
… y
de repente me desperté. Todo había sido un sueño. Sin mover la cabeza de la
almohada y aun sudoroso, sin llegar casi a pestañear, focalicé la retina
ocluyendo el iris de golpe al tomar conciencia de la luz que entraba por la
ventana de mi habitación. Fue entonces cuando la ví. La misma imagen que en mi
sueño!!! Esa imagen distorsionada y torcida no era ni más ni menos que la pared de mi habitación!!! No
era más que mi abrigo gris colgado del perchero de al lado de la puerta!!! Como
un cubo de agua fría todo se reveló en mi cabeza cual epifanía profética y pasé
de estar a tientas en la más profunda oscuridad mental a entenderlo todo de
golpe…
…
esa imagen no era una revelación espiritual, no era el cuadro pintado a mano con
sangre de oveja por un chamán ancestral, no era una pista divina que me
permitiese alcanzar el entendimiento máximo, la felicidad infinita, o abrirme
el tercer ojo…, no.
Simplemente
me había quedado dormido… CON LOS OJOS ABIERTOS!!!
PD: …hacedme
caso e intentad no quedaros dormidos nunca así, es una putada y da muy mal
rollo!!!
Ala
dicho queda, ahora id con dios…
Crystal
Castles/ Wrath of God
No hay comentarios:
Publicar un comentario