Acto 1
Y me vuelvo a sentir atribulado por la agónica visión de mi yo futuro, de mi yo de dentro de tres días, una persona ajena a mí que no tiene más destino que acabar en el único punto posible que sabe que puede acabar, ese espacio bipolar entre la gloria y el barro, el cielo y la vergüenza ajena de un yo pasado que lo mira desde atrás, exactamente desde ahora.
Y aun por mucha repugnancia que me provoque esa visión no aparto los pies de la casilla de salida de este castillo de trampas, no me salgo de la cola, ni siquiera lo pienso por un momento pues sé que en el fondo la bipolaridad es una paradoja en sí misma que no se puede resolver, pues la única forma de salir del bucle es empezarlo y acabarlo, pasar por todas las fases, premonición de fallo y fallo, precognición de caída y caída. El orden inverso del arrepentimiento y el acto no implican la posibilidad de anular el propio acto, simplemente aumenta la desesperanza ante la visión del no control. Pero en el fondo de los fondos, en las marismas abisales del subconsciente algo me dice que la lucha a través del tiempo no existe, aunque yo me empeñe en pensar que sí, pues mi yo presente no impone resistencia ante la debacle. La más cruda de las verdades es que mi yo presente desea arriesgarse a la debacle tanto como mi yo futuro, y lo desea tanto como lo aborrece, pues los dos sentimientos conviven en un mismo plano de existencia que no tiene nada que ver con el tiempo .Ni es hoy ni es dentro de tres días, ni es onda ni es corpúsculo, ni es rata ni es fantasma, la dicotomía vuelve a emerger, el espacio-tiempo siempre gana.
Y así, con la misma cantidad de miedo que de necesidad fisiológica cruzo el umbral de la tierra de nadie por enésima vez, y en los últimos suspiros de razón que intento atesorar miro hacia el cielo y unas letras enormes me devuelven la mirada.
PRIMAVERA SOUND 2013.
Dejen sus recuerdos fuera, los momentos los ponemos nosotros.
Glascandy/ Digital Versicolor
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