Earl abre los
ojos con súbita exhalación, como si fuese la primera vez que hincha los
pulmones de oxigeno limpio en tres días. Con miedo por lo extraño de la
ausencia de toxicidad en sus inhalaciones de reconocimiento sus pupilas miran
alrededor en busca de enemigo ajeno, pero rápidamente establece el lugar como
conocido y se relajan mientras las manos por su cuenta chequean las bajas en el
cuerpo. Con el terreno despejado Earl focaliza sus pensamientos y concluye con
un tanto por ciento de error del 1% que está en su cama, y además esta
sorprendentemente vivo. El festival ha acabado y aun con estupor comprueba
delante del espejo de la habitación que no es una rata, bien por él. Parece ser
pues que existen más formas de ir a la guerra que acabar muriendo con las botas
puestas, quien lo hubiese dicho.
Con
movimientos lentos pero algo más dignos que reptar por el suelo Earl alcanza
ese terreno conocido como cocina. No le sorprende ver lo que parecen ser restos
de utensilios quirúrgicos de cura tras la batalla, un cuchillo, una tabla de
madera, un fuet a medio cortar, restos de queso a medio roer y el envoltorio
aun humeante de un gelocatil de 1 gr. Bien Earl, bien, vamos aprendiendo, se
dice para sus adentros. Con sumo cuidado de no arrugar esos calzoncillos rosas que
lo cubren y que tan macho le hacen a ojos de un ciego deposita con extremo
cuidado los restos de su cuerpecito de manatí en el sofá color turquesa que
compró en la tienda del barrio. Motor con mecanismo alemán reposapiés de acción
eléctrica, dinero bien gastado.
Y allí, con la
visión rayando el infinito y en posición de ir a apretar el botón de hipervelocidad
en cualquier momento repasó lo acaecido esos tres días de champan y espuma para
el alma. A la mente le vinieron imágenes de gloria y metralla por igual. Todas
inconexas. Bohemia hippy con luces estroboscópicas y luz de día en Tame Impala.
Olor a orín de gato en los muros del Rayban a altas horas de la madrugada.
Saboir affair Frances de alta graduación en Phoenix. Gente desconocida llevando
chapas con el jeto bizcocho de uno de los Principes para Corina (putos locos).
Videos de gatetes y monetes en Hidroggenesse. Perfidos mochilamans regando el
gaznate a los perdidos con el elixir dorado de Belcebú. Pogos con Jet pack que
ensanchan la caja torácica en Manchurrón. Castillos de Cristal con nuevos
amigos de allande los mares forever and ever amén. Gente que usa los meñiques
de cuchara. Una máquina del tiempo llamada Such Greit Hights que nos lleva a
2003. Manos pixeladas pare cerebros en 8 bits. Limbos, freestyles y borreguismo
en comunión. Becerrismo gañan a selva abierta con Coco de fondo. Incluso
recuerda mojar lengua con alguna descarriada del camino.
Una sonrisa
emerge de la cara acartonada de Earl sin pedirle permiso. Todo bien, todo
correcto, final del partido, bien jugado, apretón de manos, bien jugado. Cero
bajas y ni rastro de inmundicia. Todo bien, todo correcto. Una sensación
extraña le sube desde el estomago, serán gases o será orgullo de una cabeza
bien usada. No alcanza a distinguirlo pero se queda con lo segundo por si
acaso. Será esto un conato de madurez? Earl mira alrededor con la mirada
mientras yace en su sofá. Treinta años, un piso para él solo, la próstata como
una rosa, y ahora esto, sí definitivamente era orgullo lo que sentía.
Con los ánimos
subidos reunió fuerzas y se incorporó para hacerse un bocadillo regenerador, se
lo había ganado, puede que incluso encendiese el fuego para hacerse un lomo
caliente con queso, estaba que lo petaba!!!
En ese momento
Earl recordó que no había chequeado el móvil desde anoche. Se acercó a la
habitación a buscarlo y comprobó que aun no había cambiado la tarjeta del móvil
perdible para los festivales al Iphone (la experiencia es un grado). Puede que
incluso ya no necesitase más ese Nokia tocho, quien sabe. Cuando colocó la
microsim en el Smartphone este empezó a vibrar cual consolador con pilas
nuevas, rió mentalmente con el chascarrido, volvía a ser él mismo. Cincuenta y
siete whatssapps sin leer de anoche, buf que palo. Earl empezó a leer en
diagonal y con desgana…
-
Grupo Gañan (05:27): …Earl donde estas, te hemos perdido? En el
Pitchfork a las 05:45?
-
Grupo Gañan (05:59): …nene, la última vez que te vimos estabas
con la tipa esa muy animaos, no os encontramos, esto se ha acabao, nos piramos
pal metro ya…
-
Grupo Gañan (06:40): …mangarrian, que lo pases
bien esta noche, nosotros tamos comiendo churros en Gracia, hablamos mañana…
Un extraño
sudor frió empezó a recorrerle la espalda a Earl espinazo abajo cuando vio un
whattssapp de un número desconocido:
-
+34 645782393 (15:06): …Guapo!!! Lo pasé genial ayer contigo, como
se nos fue la olla madre mía, merci por las risas pero creo que deberías
devolverlos, seguro que ya los están buscando… Bueno nos vemos en el Sonar, un
beso loco, muas
… algo empezó
a escamarle alarmantemente a Earl… devolver el qué? De que cojones habla esta
tía?
En ese momento
Earl no recuerda si oyó primero el ruido extraño procedente del cuarto de baño
o el tintinéo del móvil indicándole que le había llegado otro whattsapp. Miró
el Iphone de reojo justo antes de girarse hacia el váter y vio que la susodicha
le había mandado una imagen…
… pero que
cojones!!!!!!!
Eran él de la
mano de esa chica rubia colándose en el Zoo de Barcelona que hay justo al lado
del Forum por una rendija de la verja lateral, con cara de no ir a hacer nada bueno
precisamente.
Esta vez el
ruido del lavabo fue más estridente cosa que turbó la estupefacción de Earl.
Con la prisa de alguien que llega tarde a una cita con Scarlett Johanson en el
excusado se apresuró a ver qué coño pasaba ahí dentro.
Cuando abrió
la puerta la sorpresa casi lo mata. Ahí delante suyo y metidos en su bañera
había dos pingüinos chapoteando como recién salidos de una película de Mary
Poppins que lo miraban con extrañeza.
Con semejante
cuadro Earl solo alcanzó a exclamar una cosa…
… MIERDA!!!
Pobre Earl, al
parecer no se merecía ese bocata de lomo con queso tanto como pensaba. La
madurez tendría que esperar un año más.
(Basado en
hechos subnormales)
Crystal
Castles/ Sad Eyes
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