lunes, 27 de mayo de 2013

Casi victoria


 
 
Earl abre los ojos con súbita exhalación, como si fuese la primera vez que hincha los pulmones de oxigeno limpio en tres días. Con miedo por lo extraño de la ausencia de toxicidad en sus inhalaciones de reconocimiento sus pupilas miran alrededor en busca de enemigo ajeno, pero rápidamente establece el lugar como conocido y se relajan mientras las manos por su cuenta chequean las bajas en el cuerpo. Con el terreno despejado Earl focaliza sus pensamientos y concluye con un tanto por ciento de error del 1% que está en su cama, y además esta sorprendentemente vivo. El festival ha acabado y aun con estupor comprueba delante del espejo de la habitación que no es una rata, bien por él. Parece ser pues que existen más formas de ir a la guerra que acabar muriendo con las botas puestas, quien lo hubiese dicho.

Con movimientos lentos pero algo más dignos que reptar por el suelo Earl alcanza ese terreno conocido como cocina. No le sorprende ver lo que parecen ser restos de utensilios quirúrgicos de cura tras la batalla, un cuchillo, una tabla de madera, un fuet a medio cortar, restos de queso a medio roer y el envoltorio aun humeante de un gelocatil de 1 gr. Bien Earl, bien, vamos aprendiendo, se dice para sus adentros. Con sumo cuidado de no arrugar esos calzoncillos rosas que lo cubren y que tan macho le hacen a ojos de un ciego deposita con extremo cuidado los restos de su cuerpecito de manatí en el sofá color turquesa que compró en la tienda del barrio. Motor con mecanismo alemán reposapiés de acción eléctrica, dinero bien gastado.

Y allí, con la visión rayando el infinito y en posición de ir a apretar el botón de hipervelocidad en cualquier momento repasó lo acaecido esos tres días de champan y espuma para el alma. A la mente le vinieron imágenes de gloria y metralla por igual. Todas inconexas. Bohemia hippy con luces estroboscópicas y luz de día en Tame Impala. Olor a orín de gato en los muros del Rayban a altas horas de la madrugada. Saboir affair Frances de alta graduación en Phoenix. Gente desconocida llevando chapas con el jeto bizcocho de uno de los Principes para Corina (putos locos). Videos de gatetes y monetes en Hidroggenesse. Perfidos mochilamans regando el gaznate a los perdidos con el elixir dorado de Belcebú. Pogos con Jet pack que ensanchan la caja torácica en Manchurrón. Castillos de Cristal con nuevos amigos de allande los mares forever and ever amén. Gente que usa los meñiques de cuchara. Una máquina del tiempo llamada Such Greit Hights que nos lleva a 2003. Manos pixeladas pare cerebros en 8 bits. Limbos, freestyles y borreguismo en comunión. Becerrismo gañan a selva abierta con Coco de fondo. Incluso recuerda mojar lengua con alguna descarriada del camino.

Una sonrisa emerge de la cara acartonada de Earl sin pedirle permiso. Todo bien, todo correcto, final del partido, bien jugado, apretón de manos, bien jugado. Cero bajas y ni rastro de inmundicia. Todo bien, todo correcto. Una sensación extraña le sube desde el estomago, serán gases o será orgullo de una cabeza bien usada. No alcanza a distinguirlo pero se queda con lo segundo por si acaso. Será esto un conato de madurez? Earl mira alrededor con la mirada mientras yace en su sofá. Treinta años, un piso para él solo, la próstata como una rosa, y ahora esto, sí definitivamente era orgullo lo que sentía.

Con los ánimos subidos reunió fuerzas y se incorporó para hacerse un bocadillo regenerador, se lo había ganado, puede que incluso encendiese el fuego para hacerse un lomo caliente con queso, estaba que lo petaba!!!

En ese momento Earl recordó que no había chequeado el móvil desde anoche. Se acercó a la habitación a buscarlo y comprobó que aun no había cambiado la tarjeta del móvil perdible para los festivales al Iphone (la experiencia es un grado). Puede que incluso ya no necesitase más ese Nokia tocho, quien sabe. Cuando colocó la microsim en el Smartphone este empezó a vibrar cual consolador con pilas nuevas, rió mentalmente con el chascarrido, volvía a ser él mismo. Cincuenta y siete whatssapps sin leer de anoche, buf que palo. Earl empezó a leer en diagonal y con desgana…

-          Grupo Gañan (05:27): …Earl donde estas, te hemos perdido? En el Pitchfork a las 05:45?

-          Grupo Gañan (05:59): …nene, la última vez que te vimos estabas con la tipa esa muy animaos, no os encontramos, esto se ha acabao, nos piramos pal metro ya…

-          Grupo Gañan (06:40): …mangarrian, que lo pases bien esta noche, nosotros tamos comiendo churros en Gracia, hablamos mañana…

Un extraño sudor frió empezó a recorrerle la espalda a Earl espinazo abajo cuando vio un whattssapp de un número desconocido:

-          +34 645782393 (15:06): …Guapo!!! Lo pasé genial ayer contigo, como se nos fue la olla madre mía, merci por las risas pero creo que deberías devolverlos, seguro que ya los están buscando… Bueno nos vemos en el Sonar, un beso loco, muas

… algo empezó a escamarle alarmantemente a Earl… devolver el qué? De que cojones habla esta tía?

En ese momento Earl no recuerda si oyó primero el ruido extraño procedente del cuarto de baño o el tintinéo del móvil indicándole que le había llegado otro whattsapp. Miró el Iphone de reojo justo antes de girarse hacia el váter y vio que la susodicha le había mandado una imagen…

… pero que cojones!!!!!!!

Eran él de la mano de esa chica rubia colándose en el Zoo de Barcelona que hay justo al lado del Forum por una rendija de la verja lateral, con cara de no ir a hacer nada bueno precisamente.

Esta vez el ruido del lavabo fue más estridente cosa que turbó la estupefacción de Earl. Con la prisa de alguien que llega tarde a una cita con Scarlett Johanson en el excusado se apresuró a ver qué coño pasaba ahí dentro.

Cuando abrió la puerta la sorpresa casi lo mata. Ahí delante suyo y metidos en su bañera había dos pingüinos chapoteando como recién salidos de una película de Mary Poppins que lo miraban con extrañeza.

Con semejante cuadro Earl solo alcanzó a exclamar una cosa…

 


… MIERDA!!!

 

 

 

 

 

Pobre Earl, al parecer no se merecía ese bocata de lomo con queso tanto como pensaba. La madurez tendría que esperar un año más.

 

 
 
(Basado en hechos subnormales)

 

 
Crystal Castles/ Sad Eyes


 


 

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