No
podía dejar de ver esas cintas. Por la noche solo en su apartamento las
repasaba una y otra vez, quedándose parado delante del televisor incluso cuando
ya hacía rato que la película había acabado y solo quedaba la niebla de rallas
y ese crepitar molesto. Por más vueltas que le daba no lo entendía. Las
coordenadas estaban bien, la sincronización subatómica era correcta, la frecuencia
de dispersión cuántica entraba dentro de los parámetros aceptables, entonces
que fallaba? … que estaba fallando?...
Recordaba
cuando vinieron a buscarlo a la universidad. Ni siquiera se presentaron. Habían
estado siguiendo sus trabajos, su tesis doctoral sobre la desmolecularización
de la masa a grandes distancias les había impresionado según dijeron. Había
sido el elegido para un alto proyecto gubernamental que cambiaría el mundo
conocido. Obviamente ser uno de los más laureados científicos noveles que las mieles
de Harvard daba al mundo en las últimos décadas no se caracterizaba por ser
tonto precisamente, así que aun con la mosca detrás de la oreja decidió
escuchar lo que tenían que proponerle.
Denominaron
al proyecto como nombre en clave “Proyecto Isabel”, a primer efecto le
sorprendió por lo “varonil” de la elección, días después captaría la
ironía. Según le explicaron de un modo muy confuso y poco ortodoxo la
historia, según lo llamaban ellos, consistía en crear una máquina de
teletransporte capaz de mandar objetos físicos y tridimensionales a grandes
distancias instantáneamente, en pocas palabras, querían un fax humano.
Tal
como continuaron explicándole, hacía siglos que el hombre de a pie, el
ciudadano medio, fantaseaba con todo tipo de avances tecnológicos supersecretos
que los gobiernos poseían pero no se podían permitir enseñar al mundo en post
de la paz mundial. Imagínense la de guerras que se provocarían si se supiese
que el elixir de la vida eterna existe, si se llegase a difundir que la pócima de
la invisibilidad esta creada y funciona, o por poner un último ejemplo, que
viajar en el tiempo no solo es posible si no que ya se ha hecho, con
consecuencias cuasi devastadoras para la vida tal como la conocemos.
La
raza humana es débil, se siente débil, y a veces necesita creer en algo, asirse
a sinsentidos de una mente que se sabe limitada, llámalo religión, drogas, o teorías
conspiranoicas, todo ello no son más que ilusiones de libertad cimentadas en
creencias de un algo más. Los suicidios en masa florecerían si se supiese que
lo que ves es lo que hay no crees?
Pues
bien, si y no, la rumorología e
inventología de la imaginación media no va del todo desencaminada. Obviamente
no a tal nivel, pero sí que existe una escisión gubernamental dedicada a tratar
todos estos temas más sci-fi que sci-daquí. Se llama Iniciativa Dharma, y te hemos elegido
a ti, Micke, para que lideres el Proyecto Isabel.
Después
de la palabra invisibilidad le tenían comprado, que fan de Big Bang Theory que
se precie dice no a eso, por el amor de Sheldon Cooper!!!
Pasaron
meses hasta que tuvo listo todo para los primeros “envíos”, pero por muy largo
que pareciese, el día llegó.
Las
primeras pruebas con Isabel, el caniche que le habían asignado para sus pruebas
de “traslación” no habían sido muy satisfactorias. Queremos que la mandes al
viejo continente, necesitamos que el dispositivo demuestre la potencia
suficiente para poder cruzar el océano, la mandaras a Barcelona, le espetaron
los jefes en aquella reunión en el despacho. Micke había tenido que ver muchas veces
esa película sobre los monos a los que sacrificaron en aquellas pruebas médicas
cuyos resultados salvaron tantas vidas en África Central el año pasado, aun así
no estaba seguro de si era muy ético desatomizar a ese pobre perro. Seguro que
su profesor de ética en la física lo desautorizaría, pero bueno, aquel viejo cascarrabias
hubiese desautorizado a los mismísimos hermanos Wright a alzar los pies del
suelo y desafiar a Dios, así que…
Isabel
llevaba instalada una cámara en la cabeza desde la cual rodó todos los viajes a
la que le sometieron esos malditos científicos locos. El primer viaje fue una
auténtica amalgama de lágrimas, risas y sensaciones encontradas en aquellas
instalaciones perdidas de la mano de dios en el desierto de Florida. Y es que el
experimentó fue todo un éxito… a medias. Isabel fue y volvió del viejo
continente en tan solo 3 minutos 47 segundos, los 3 minutos 47 segundos más
largos de la vida de Micke. Sana y salva y con todas sus constantes vitales
intactas Isabel volvió de una pieza, todo fue júbilo hasta que miraron la cinta.
Habían ni más ni menos que 3 minutos 47 segundos de imágenes grabadas en…
China!!!
Esa
noche Micke no conseguía dormir. China? … había mandado a Isabel a la jodida
China???!!! Cuando al final concilió el sueño una horda de Shin Shans malignos ataviados
con calças en la cabeza poblaron sus sueños.
Los
siguientes lanzamientos no fueron mucho mejor. El pasaporte de Isabel ya tenía
los sellos de alguna región de la Polinesia, y lo que parecía algún tipo de rancho
al Oeste de Estados Unidos. Los directivos de la empresa cada vez se ponían más
nerviosos con cada nuevo disparo fallido, y él sabía perfectamente porque. El
milagro de todos estos viajes consistía en lo que él llamaba “la chispa
original”, concepto que vino a él una noche de insomnio en el lavabo de la
habitación del hotel con los pantalones por los tobillos. Esa “chispa” original
consistía en devolver la estructura molecular del cuerpo físico a envió a su
esquema original primario para posteriormente reconstruir este esquema “al otro
lado” con una especia de plano vivo del sujeto. El gran problema de su
genialidad nacida de su narcolepsia innata era la grandísima cantidad de energía
que el proceso de la chispa consumía. Después de meses de cálculos, esta vez
con los pantalones en su cintura, esgrimió la fatídica cifra, el traslador
necesitaría 1,21 Jigovatios de energía en cada uno de los viajes. En la época
en la que estaban ya no necesitarían un rayo y un condensador de fluzo como
Michael J. Fox, lo que se necesitaba era dinero, mucho dinero, una ingente
cantidad de dinero. Y desde la central Ben volvió a recordarle la conversación
que tuvieron cuando Micke les convenció de las cifras.
Está
bien, te proporcionaremos lo que necesitas, pero solo tendrás 4 igniciones, el
presupuesto aprobado no da para más, si en esos 4 viajes no alcanzamos el
objetivo tendremos que abandonar el proyecto. El número 4 le retumbaba a Mickey
en el hipotálamo desde la primera vez que pulsó el botón para enviar a Isabel
al más allá. Igual que le rebotaba en el cerebro como si el logo de Windows se
tratase la conversación por teléfono de esa misma tarde.
Micke,
mañana es el último intento, hemos puesto mucho dinero y energía en este
proyecto, no nos falles.
Esa
noche tampoco pudo dormir. La mancha del techo empezaba a tomar forma de
caniche. Tengo que conseguirlo o me acabaré volviendo loco, si no lo estoy ya.
De repente se dio cuenta que hacía semanas que no hablaba con Ilian, su novia…
me habrá dejado? Bueno, ese no era momento de sentimentalismos. Mañana sería el
día más importante de su vida, ya tendría tiempo después de pegarse un tiro.
Al
día siguiente, después de afeitarse las barbas de mendigo y calzarse su mejor
bata blanca entro en el laboratorio donde esperaban toda esa panda de completos
desconocidos con traje cuyo cuero cabelludo hacía años que no veía la luz del
sol a través de esa capa impenetrable de gomina. Así es como debe oler el
dinero, pensó al pasar al lado de todas esas cucarachas vestidas de Armani.
Sin más
dilación ni pomposidad, se apresuró a colocar a Isabel en el traslador mientras
todos los grandes ejecutivos de algo le miraban desde la pecera de seguridad,
vaya a ser que se queden estériles pensó, una lástima sin parangón. Aparto el
dispositivo de seguridad del erector y cerrando los ojos pulso el botón que
hundiría el cemento bajo sus pies, o no. Isabel, igual que las otras 3 veces,
desapareció de la faz de la tierra. Todos los ejecutivos de pandereta musitaron
como monos en su jaula. A los 3 minutos 47 segundos exactos el aliento volvió
al corazón de Micke, a la vez que Isabel.
Sin
dilación y casi sin modales para con el pobre cánido sustrajo la cinta de la
cámara y la introdujo en el reproductor. El tiempo se revirtió para todos
cuando las imágenes mostraron a una pareja de mediana edad acercándose a
Isabel:
… andele
pendeja que tenemos aquí pues!!! Lupita ven a ver esto!!!
… que
querés mijo? Estaba preparando unas enchiladas y se me van a quemar…
… de
donde salió este chucho wei? … viste que cosa más linda!!!
…
ayy pues sí!!!
…
Y así
transcurría el video durante la mayor parte de la transmisión. Méjico, había
mandado a Isabel a Méjico!!! Sus esperanzas e ilusiones se sumían por un
vertedero lleno de frijoles y guacamole. Era el fin del proyecto y muy
probablemente de su carrera. Sería un fracasado Don Nadie cuyas páginas
reservadas en los anales de la historia ahora ocuparía algún Filósofo Argentino
pedante, o algún Geólogo que descubrió la cuarta falange perdida del
Tiranosaurus Rex. Las formulas eran correctas, los datos contrastados, las
coordenadas exactas, ningún otro rostro podía reflejar la decepción como el
suyo en esos momentos. Bueno no, el de Ben y el Presidente de la empresa lo
reflejaban mejor. Obviamente estaba despedido y con deshonores. Era un
repudiado del estado y de la comunidad científica, la vergüenza de una Nación. Esa
misma noche recogería sus cosas del hotel y volvería a su pueblo natal de Albuquerque,
a diseccionar alguna rana o hacer crecer tallos de patata en algodón mojado en
alguna clase de Primaria.
Pobre
Micke, cometió un error, sí, pero por poco, también es mala suerte…
… ir
a caer siempre en Port Aventura.
The
Temper Trap/ Trembling Hands
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